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Claves del Teatro Documento: Entrevista a Noé Morales

  • Rafael Alfonso
  • 5 jul 2016
  • 10 Min. de lectura

Foto: cortesía de Clara de Laurentis

Noé Morales (Ciudad de México, 1977) es un dramaturgo mexicano que ha colaborado en proyectos de diferentes disciplinas escénicas. Esta entrevista se da en el marco del Seminario de Teatro Oaxaqueño, que se llevo a cabo este año en la ciudad de Oaxaca y que tiene como objetivo, acercar a los creadores locales a las nociones más representativas de la escena contemporánea. (Foto: cortesía de Clara de Laurentis).

¿Cuáles son los puntos clave del teatro documental?

Yo creería que ciertas características que lo definen como un trabajo que trata de dar cuenta de asuntos, de temas, de universos y personajes de lo real a partir de estrategias que son cercanas al documental -entendido como aquello que quiere no escribirse necesariamente en un terreno de ficción, al menos de ficción pura, sino que trata de reflejar, de retratar- yo pensaría que esa es la característica principal que lo puede distinguir. Al mismo tiempo también es muy abierto, como lo abordaba en el taller que tuvimos, en el laboratorio. Creo y estoy totalmente convencido de que, no lo pienso yo nada más, cualquier tipo de ejercicio que implique una puesta en espacio, una puesta en escena, de cualquier característica es un ejercicio de representación, por este motivo ese retrato de la realidad no va a ser cien por ciento fiel a esa realidad. Obviamente hay procesos de elaboración y representación y siempre va a existir algún tipo de rasgo estetizante que va a hacer que esa realidad no pase tal cual al escenario, porque es un ejercicio de representación y en ese sentido también se establecen ciertas libertades para que aquellos que quieran ejercer este tipo de teatralidad, como en cualquier tipo de teatro, de elaborarlo como mejor lo sienta. Es lo que yo te diría que son las características fundamentales, hay mucha apertura y una vocación por retratar directamente aspectos de la realidad.

¿Cómo te sedujo el teatro documental?

Con una serie de factores distintos, de entrada yo te diría de mi coincidencia personal y también laboral y ética con Jorge Vargas de Teatro Línea de Sombra. A mí me interesó mucho su discurso, su manera de problematizarlos procesos teatrales y me acerqué, y nos encontramos, comenzamos a trabajar. Digamos que en ese encuentro y en esa búsqueda yo me di cuenta de una necesidad que yo tenía de buscar otros mecanismos de representación, de problematizar la manera en la cual yo hacía teatro. Yo empecé haciendo por un lado crítica de teatro y por otro lado también hacía dramaturgia en mi casa, convencional y en un asunto estrictamente personal me aburría de simplemente estar en mi casa "imaginando cosas", por así decirlo . Obviamente tiene un mérito y su seducción y lo sigo haciendo de alguna manera pero me pareció poco, me pareció algo que se volvía estático y un poco monótono y por lo mismo yo tenía la inquietud de buscar otra cosa. Eventualmente me acerqué a gente que me llamaba para hacer dramaturgias en proceso: "vente acá a los ensayos, necesitamos un dramaturgo" y comencé a trabajar con cierta gente del teatro y la danza y se dio ese encuentro con Jorge, cuando él me dijo: "Necesito un dramaturgo, pero necesito un dramaturgo que esté aquí en el proceso, no que se vaya a su casa y le pida una obra y me la escriba y me la traiga" y por afinidad personal, por este deseo de darle una vuelta a mi oficio por no quedarme con lo que ya sabía y un poco por dinamizarlo fue que me acerqué a Jorge y allí, ya trabajando con él, ya estando en los procesos, teniendo como ese tipo de contacto me doy cuenta de que me interesa mucho. En este afán de problematizar de complejizar lo que yo hacía, me doy cuenta del interés que yo voy desarrollando en los procesos documentales o cercanos al documental; me doy cuenta de que hay fenómenos de la realidad, temas, personajes, universos que demandan de mí otro tipo de estrategias, otro tipo de mecanismos y herramientas para dar cuenta de eso; que no basta con que si soy muy bueno o muy malo, no bastaba con mi imaginación y talento y sensibilidad como dramaturgo más convencional, digamos, sino que los universos que trabajé con Jorge, que yo estudié, con los que yo me relacioné en su proceso, demandaban otra cosa, no era: "vaya y escriba bonito, como usted escribe o como mejor le sale", sino que demandaban otro tipo de cosas; eran universos móviles, complejos, ante los cuales a veces no era fácil establecer o tomar una postura clara "esto me encanta, esto me caga, esto me indigna". Ahí me doy cuenta de que hay ciertos estratos de la realidad que me demandan otras cosas que no me facilitan tomar una postura, ahí es donde yo entiendo el documental, o el teatro documento como un espacio en el que no se dan respuestas prefabricadas, donde a veces es complicado casi imposible establecer un juicio: "Esto es esto", "Yo opino esto de esto", sino que se abren espacios para compensar; donde más que dar una respuesta y compartir una conclusión supércontundente compartimos preguntas, compartimos experiencias sobre un cierto fenómeno ante el cual no tenemos respuestas definitivas. Entonces es ahí donde yo encuentro un espacio que me hace mucho sentido, un espacio para relacionarme de otro modo con aquellos que podría denominar mis espectadores, es donde encuentro un terreno muy fértil de creación y es donde yo me he estado especializando en los últimos 5 o 6 años. No dejo de hacer otras cosas, puedo hacer ficción, puedo hacer otro tipo de trabajos de escritura, de dirección, pero definitivamente este tipo de trabajo con lo real, con lo documental, me satisface mucho, me siento más auténtico al trabajarlos, más que en otros procesos y es donde pretendo seguir trabajando al menos por un tiempo.

En este marco del teatro documento ¿siguen existiendo las tares para el escritor teatral y cuáles son?

Al final del día más allá de los estilos personales de cada quién, estamos hablando de teatro y acabamos haciendo teatro. El teatro tiene sus características, tiene sus leyes, por así decirlo, aunque suene un poco rígido y al final del día creo que las elecciones estéticas corresponden al gusto personal pero terminan estando inscritas si se quiere hacer teatro, dentro del terreno del teatro; y hay luces y hay dramaturgia y hay que hacer un diálogo, y hay que estetizarlo, hay que elaborarlo. Las tareas no son muy diferentes, acaba siendo un poco lo mismo, en el sentido de que acabas haciendo un diálogo, una estructura, tratando de que haya un interés, de que haya un crescendo, de que haya un clímax, que ya son elecciones, que más o menos corresponden a ciertos rasgos formales que tiene la dramaturgia convencional. Yo creo que la diferencia está en el punto de partida, en la disposición a partir de la cual tú arrancas un proceso. Generalmente en el teatro más convencional, en México y en todos lados, se establece que el texto es el punto de partida, el texto del dramaturgo es lo que genera todo un mundo de interpretaciones del director, de los diseñadores, de los actores y actrices, etc., y digamos que hay una relación de sentido vertical: se empieza en un texto y se pasa por la mirada del director, etc, etc, el texto origina todo, y en el teatro documental las investigaciones, los procesos parten de otro tipo de premisas, de otro tipo de cosas, de establecer otro tipo de relaciones con lo real, entonces el texto, no es que no importe pero obviamente, termina aterrizando todo y no es el punto de partida, sino el punto de arribo. En el texto uno termina estructurando, es como una herramienta que va muy de la mano con el proceso de puesta en escena. Ahí es donde, yo creo, estriba la diferencia principal, aunque a nivel estilístico, a nivel formal es un poco lo mismo, o sea digo, cada quien tiene su estilo y sus diferencias, pero en mi caso acaba un poco siendo lo mismo o cosas parecidas a lo que hago cuando escribo ficción en mi casa; tengo que darle un ritmo, porque no se trata de decir: "como estamos haciendo una obra sobre “x” cosa, basta con transcribir los testimonios de una entrevista y ya con eso", sería aburridísimo. Entonces estarías haciendo periodismo o quizá otra cosa, muy valiosa y muy interesante pero otra cosa. Aquí hay que elaborar, hay que estilizar, y parte de la intención de venir acá a dar el taller con ustedes era, para quien se interesara en este tipo de cosas, dejar bien claro que implica un proceso de elaboración que puede ser igual o incluso más complejo que el teatro convencional. Yo pensaría que la diferencia radica más ahí que en otras cosas.

Quisiera también apuntar algo que creo importante decir. En toda tendencia, estilo, corriente, del arte e incluso de la vida hay modas. De pronto esto se pone muy de moda entonces todos quieren hacer documental. Yo creo obviamente que a veces eso tiene un plano muy superficial y muy banal y entonces la gente lo hace porque está chido, está cool, está de moda y dan becas, y a veces se hace sin rigor. Yo creo que si hay una cierta efervescencia de este tipo de teatro también es por una necesidad digamos más profunda, hay como una crisis de la representación de las artes, hay cosas que se han escrito al respecto, bastante sensatas y bastantes elaboradas desde hace tiempo. Por eso es que hay también una irrupción de lo real en el arte, no sólo en el teatro, de hecho al teatro le llega un poco tarde eso, como siempre (el teatro es una arte un poco más conservador), entonces ciertamente este tipo de cosas llevan cierto tiempo haciéndose pero, insisto , es por una necesidad, tiene mucho que ver con el momento histórico, el momento político, con todo esto que sucede, esta expectativa, esta espectacularización que hay de todas las imágenes de la sociedad, todo lo que sucede en los realities donde uno puede ver que todo es susceptible de ser visto y ahí es donde surge esta serie de necesidades artísticas por trabajar a partir de este tipo de premisas documentales, no es fortuito, no es simplemente una moda.

En el panorama del teatro documento ¿Quiénes son los personajes más importantes?

Te hablaría de Teatro Línea de Sombra, yo los sigo desde antes de trabajar con ellos. Es una compañía interesante en cuanto a sus procesos de trabajo, en cuanto a sus resultados. Te hablaría también del trabajo de Héctor Borges, también es una compañía que trabaja mucho a partir de este tipo de premisas y que inclusive ya desbordan un poco ciertos formatos teatrales ya es muy difícil encontrar en sus piezas digamos elementos de la representación teatral más convencional y más bien generan como espacios de encuentro y de reflexión y de diálogo a partir de premisas formales muy interesantes. Lagartijas Tiradas al Sol es una compañía de Gabino Rodríguez y de Luis Zapata que hacen piezas muy interesantes, muy politizadas, en las cuales hacen repasos, revisiones históricas, de fenómenos políticos e históricos que han sucedido en el país a lo largo de los años. Te hablaría también del trabajo que hace Shaday Larios, con su compañía Microscopía Teatro que trabaja entre México y España, que trabaja con objetos. Ella está totalmente inmersa en el universo objetual pero que también ha hecho piezas que un poco se desplazan hacia esos lugares documentales y que se vuelve muy interesante por los formatos que son muy pequeños con un sentido profundo. Te hablaría también del trabajo que hace Danza Arena de Ciudad Juárez, una compañía de danza, que también ha encontrado canales de comunicación y de vínculo con lo documental para dar cuenta también de ciertas situaciones muy específicas de Chihuahua: violencia y violencia de género sin caer en el activismo ciego y chato. Ángel Hernández en Tampico hace un festival que se llama Teatro para el Fin del Mundo, que también tiene obra que de alguna manera trabaja en los sitios específicos y junto con su equipo ha reconfigurado espacios abandonados, ruinosos y les da otro uso imaginativo, los pone en posesión de cierta comunidad y también genera piezas muy interesantes. El trabajo de Rubén Ortiz también es muy interesante, no solamente por lo que hace a nivel de piezas, -que a veces a mí no me seduce mucho- pero sí cómo el conceptualiza todo este conocimiento, él ordena, sistematiza, lo escribe, y eso ha dado pie a reflexiones muy interesantes. Ahorita los que me vienen a la mente son esos de México, y en el mundo está el trabajo de Lola Arias en Rimini Protokoll, el trabajo de la agrupación Sr. Serrano en España, el trabajo de Roger Bernat en Barcelona el trabajo de Jan Lauwers, el trabajo de Philippe Quesne, hay mucho que se está haciendo que va por esa tesitura, creo que obedece a una necesidad general social de rebasar esos formatos de ficción ortodoxa e ir hacia otros sitios para dar cuenta, insisto de fenómenos complejos. Son como los referentes de trabajos que ahora me vienen a la mente, de trabajos que me parecen interesantes que de alguna manera me han influido e inspirado a hacer lo que hago.

¿No sientes tú que este tipo de trabajos están generando rápidamente sus propios clichés? y ¿cómo lo evitas en tu trabajo personal?

No estoy como muy seguro de que lo logro evitar, es un problema ante el cual me he estado haciendo muchas preguntas recientemente. Sí reconozco que de repente se vuelve: "sí va a haber pantalla, va a haber proyección, circuito cerrado, va a haber tal o cual, estructuralmente a lo mejor cuando tienes un grupo de actores ya sabes que todos van a hablar y van a dar un testimonio, yo te diría quizá que ahorita mismo no tengo la respuesta porque lo que yo hago sigue todavía estando en un cierto formato teatral que a lo mejor me ha evitado los clichés o contribuye a que yo pueda pensar otras soluciones; pero te diría que, sin justificarme ni mucho menos, en el teatro convencional hay mucho cliché, todo mundo usa vestuario, todo mundo usa luces, música, espacios vacíos, cámaras negras, entonces sí creo que hay clichés, lugares comunes, recursos muy trillados, pero al mismo tiempo todo depende del uso que les des. Hay ciertas soluciones que te demandan una pantalla y una proyección, yo creo que tiene que ver mucho, no solamente lo formal sino qué sentido le das al material que vas a proyectar, porque si es nomás por que sí pus… por supuesto que te genera esta sensación de "¡Uy, lo típico!", ¿no? Pero yo creo que cualquier tipo de recurso, cualquier tipo de teatro funciona (se ha hecho mil veces y por supuesto que es difícil inventar algo nuevo) siempre y cuando haya un sentido en su utilización y, digamos, una profundidad, una complejización en su uso, a veces es difícil dar con él, pero sí, entiendo un poco tu inquietud. Yo la verdad no he podido establecer una respuesta; decir esto puede hacerse así o asá, porque estoy justamente en esa búsqueda formal de cómo elaborar este tipo de discursos. Yo creo que hay mucho prejuicio respecto a nuevas formas de hacer teatro pero también existe la charlatanería en el teatro convencional. A mí tampoco me gusta todo lo que es documental, ni todo lo que es expandido ni posdramático, hay cosas que me cagan y me disfruto mucho un Shakespeare, si lo considero bien puesto, pero este asunto de tanto prejuicio, tanto conservadurismo me parece alarmante incluso peligroso. Reaccionan como si hubiera un peligro: "No, no, a estos güeyes, sáquenlos de aquí porque nos van a destruir el teatro, porque ¿cómo?, ¿Qué pedo? Ya no hay drama, ya no hay conflicto". Como ese chiste de "Ya no vamos a necesitar actores porque ya se suben las personas”, yo no creo que sea así, pero más allá del chiste hay que preguntarse, ¿a qué le tienen miedo?


 
 
 

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