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¿Muestra o muestra? Reflexiones sobre la Muestra Estatal de Teatro 2016

JOEL BULNES

 

Me parece que, en la medida en que realizar una muestra estatal de teatro requiere del esfuerzo y del entusiasmo de muchas personas, vale la pena hacer aunque sea una pequeña reflexión sobre algunos de sus aspectos para mejorar las siguientes emisiones, en la medida de lo posible. En este sentido van los siguientes comentarios.

Hablemos en primer lugar acerca de la convocatoria. Aquí surgió un primer punto de discusión interesante porque en ella se establecía que no podrían participar “grupos de teatro de aficionados”. Supongo que por “teatro de aficionados” entendemos grupos de teatro que no cuentan con un registro fiscal y que por lo tanto no pueden emitir facturas y ese tipo de cosas, de modo que no se trata necesariamente de un criterio de calidad. Digamos que puede haber buen teatro en ambos bandos. La pregunta es, ¿por qué dejar fuera a estos grupos de aficionados si también forman parte de la actividad teatral que se desarrolla en el estado?

El meollo del asunto, en mi opinión, está en la ambigüedad de la palabra “muestra”, porque, por un lado puede significar simplemente una porción que se considera representativa de una totalidad, y por el otro, puede tomarse como sinónimo de exposición o exhibición, como cuando decimos que “ayer se inauguró una muestra de pintores contemporáneos.” De esta ambigüedad de la palabra surge una pregunta que, por cierto, atormenta año tras año a los organizadores de la nacional: ¿Debemos invitar a la muestra a todos aquellos trabajos que nos ayudan a tener una idea de lo que se está haciendo en el país, o debemos elegir, mediante un grupo de curadores, a lo que se considera digno de estar en un evento de esta magnitud?

Ahora bien, incluir a la mayoría de los grupos sin hacer una selección muy rigurosa, no sólo tiene un propósito incluyente y democrático, como podría pensarse; no se trata de ser buena onda; también se trata de saber qué es lo que se le está ofreciendo al público, porque el arte, como decía Brecht, el bueno y el malo, siempre deja una impresión en los espectadores, nunca es inocuo, de ahí que valdría la pena darle algún tipo de seguimiento.

Por su parte, el esquema selectivo, derivado de entender la palabra “muestra” como exposición o como exhibición, también tiene sus ventajas y desventajas. Elegir con criterios estéticos (además de los puramente fiscales) tiene la ventaja de presentar al público trabajos de calidad, en la medida en que un cuerpo de curadores entendidos en la materia lo considera así. Sin embargo, también puede suceder que estos curadores dejen fuera trabajos valiosos que no se ajustan a sus criterios o a su gusto.

Habría que definir qué es lo que nosotros queremos: si optamos por la muestra como una porción representativa que nos permite estar al tanto de la actividad teatral que se está haciendo en el estado, o como una exposición en la que sólo debe participar lo que se considera más selecto de nuestro teatro local.

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