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El que lee mucho y anda mucho: Entrevista con Rolando García Rodríguez

  • Annemieke Buursink
  • 30 jul 2014
  • 11 Min. de lectura

Annemieke Buursink

Texto y fotografía

Hace un año conocí a Rolando García Rodríguez (52) como un diablo encantador en la obra de títeres “Cuando canta un alebrije” en el ex convento de San Pablo. El titiritero con 30 años de experiencia regresó a Oaxaca en julio. Esta vez para compartir su conocimiento de la técnica de guiñol con los estudiantes del diplomado de títeres en el Centro de las Artes de San Agustín Etla (CaSa). Trabaja apasionadamente con Teatro Tinglado y Teatro al Hombro.


La conquista y el inicio de la profesión


¿Cómo y cuándo te conquistaron los títeres?

Tengo dos recuerdos. Uno cuando era niño, no sé qué edad tendría, tal vez unos 8 años, cuando hubo una función de títeres en una carpa, a la antigua, en el barrio donde vivo. Como ese tipo de títeres que hay en los pueblos. Tengo el vago recuerdo que eran marionetas. ¡Me gustó mucho! Ahí recuerdo una sensación muy bonita.

Y luego, el segundo momento, yo tenía cerca de veinte años. Yo vengo de una familia de artistas, entonces yo desde niño me gustó el arte. Ya había hecho varias cosas de arte, de teatro y música, y por ahí a principios de los ochentas, vi una parte de un espectáculo en un patio del Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Oriente (CCH Oriente) de la UNAM. Se estaba presentando una función que combinaba actores y títeres. Era una obra sobre el Quijote. Estaba el personaje de El Trujamán, que es un niño que está narrando una historia de un romance sobre Don Gaiferos. Iba el títere de Don Gaiferos cabalgando. Se movía hacia arriba y hacia abajo en la misma posición, y por atrás pasaban los árboles en el sentido contrario y daba al público la sensación de que él iba cabalgando en el bosque. El truco era muy sencillo, un rodillo sin fin con los arboles dando vueltas nada más. Y eso me emocionó mucho. Me impactó por la posibilidad de expresión que vi en los títeres. Vi que podían darnos esa magia. Me atrapó todo, incluso la simpleza del mecanismo. Y allá fue donde me quedé atrapado.


¿Cómo te acercaste al Teatro Tinglado?

Después de la función hablé con uno de los actores del teatro Tinglado, que se acababa de formar. En ese momento, aunque ya no estudiaba en este colegio de CCH Oriente, era parte de su taller de arte, “Taller de Experimentación y Creación de Arte Popular” (TECAP). Este taller era autogestivo, lo dirigíamos los propios alumnos. Le dije que nos gustaría conocer más de los títeres y le pregunté que si había una forma que nos asesorará. También medio hablaba con Pablo Cueto, que era el director desde entonces. Me dijo que sí y nos invitó a su casa. Fuimos la primera vez con un grupo de 23 chavos del colegio. Y allá empezó el grupo de títeres de la escuela. Después de esto hicimos un montaje de una obra que nos recomendó Pablo, que se llama “Comino vence el diablo”. Fuimos a dar funciones en comunidades indígenas de Veracruz en dos ocasiones y en 1984 me invitó la mamá de Pablo, Mireya Cueto, a integrarme a un montaje que se llama “cuentos islámicos”, una obra de Mireya Cueto, y a partir de ahí ya empecé a trabajar con el grupo profesionalmente.


Educación y títeres

¿Has tomado una forma de educación formal de títeres?

Bueno, formalmente nunca hice la carrera, pero a partir de que empecé a trabajar profesionalmente empecé a estudiar un poco más seriamente. Es decir, ya había tomado clases de actuación, tomaba clases de música, vocalización, un instrumento, etcétera, pero desde ese momento también empecé a tomar cursos de diferentes aspectos del teatro. Primero, expresión corporal, actuación, todo relacionado con el teatro. Lo de la plástica no tanto, porque mi papá es artista plástico. Esa formación ya la había tenido en la casa. Básicamente todo el aprendizaje de la arte plástica ha sido a través de mi padre y haciendo los títeres y las escenografías


¿También has tomado cursos específicamente de títeres?

Sí, tomé por ejemplo un curso de dramaturgia de un autor famoso que se llama Henry Bukowski cuando fue a México. También tomé clases de otras personas importantes, por ejemplo de Moreno de dirección de títeres y de una maestra titiritera mexicana que se llama Vicky Ruano. Ella nos enseñó, al Teatro Tinglado en particular, de manipulación de guiñol, desde su concepto.


¿Has escuchado de la Escuela Latinoamericana de Títeres Mireya Cueto en Huamantla?

Ah sí! Supe que hubo un diplomado, no sé si sigue la escuela. Estoy un poco alejado de estas noticias.


¿Qué piensas de este tipo de educación formal en el área de los títeres?

Bueno, siempre la escuela tiene una parte buena y una parte mala. Es buena porque hay estructura, un conocimiento, pero algunos tipos de escuela hacen que las personas sean muy cuadradas en su pensamiento, que tengan conceptos predefinidos o luego les crea prejuicios o un culto a los maestros. Yo pienso que cualquier persona que vaya a la escuela necesita tener un poco de “escuela de vida” digamos. Como dice Pink Floyd en su canción ¨Another brick in the wall¨. La escuela es buena en su medida.


El legado de Mireya Cueto y el futuro

¿Qué significa el trabajo de Mireya Cueto para el teatro de títeres en México?

Mucho, ha sido la última persona más importante que ha tenido el teatro de títeres en México. Es maestra de muchas generaciones. La plástica de Mireya Cueto es para mi gusto lo mejor que yo he visto en la plástica de títeres. También ha escrito mucho, aportes sobre teoría de arte de los títeres. Me parece que es una figura imprescindible. Si alguien no la conoce tendría que estudiarla y leerla. Algunas de sus obras son difícil verlas, pero con leer lo que ha escrito y ver las imágenes de sus títeres, tiene uno para aprender mucho.


¿Cómo ves el futuro del teatro de títeres?

Bueno, pienso que el arte siempre tiene desarrollo y estancamiento, pero siempre hay cosas nuevas que descubrir. Desde mi experiencia, está pasando lo siguiente: Antes los festivales de arte eran lugares de encuentro y de intercambio para artistas. Ahora este espacio se ha perdido por la parte del dinero, el neo-liberalismo y la prisa del mundo actual, al menos en parte de ibero-américa. Los organizadores de los festivales tienen poco presupuesto y prefieren tener separados a los grupos. Entonces ya no puedes ver el trabajo de tus compañeros, conocer profundamente a los otros titiriteros, ver y revisar sus mecanismos etcétera. El arte es la creación y la distribución y a veces es interesante entre los artistas tener el tiempo y la posibilidad de comentarlo, de discutirlo y de analizarlo.


¿Cómo es el contacto ahorita entre los titiriteros?

Bueno, las redes ayudan mucho. Esa es una contraparte, pero no hay como estar comiendo con alguien y mirándolo en los ojos. También ver cómo resolvió un compañero un mecanismo no se puede hacer a través de las redes. Eso es directamente con el títere en la mano y en su escenario. No es lo mismo el títere suelto en una foto o incluso en una mesa de un comedor que en su teatrino, porque allí está en su contexto.


¿Y en el mundo, si existe algo así?

Sí, sí hay pero cada vez menos. Nosotros acabamos de ir a un festival de arte en Cali (Colombia), en donde la condición es que los grupos estén todos presentes durante todo el festival. Entonces son 10 días en que todos los grupos están juntos. Este principio del festival me parece maravilloso.


¿Cómo ves el teatro de títeres en la provincia?

Yo conozco muy poco. Por ese poco conocimiento podría equivocarme pero creo que hay más grupos de títeres actualmente en la provincia. Hace unos 10 años no escuchaba de grupos nuevos. Cuando vi a compañeros eran compañeros antiguos de la provincia y ahora aunque no los conozco sé que hay muchos grupos nuevos en diferentes lugares. Conozco de repente alguno que otro y los pocos que he conocido han sido agradables las sorpresas.


No para todo público

Me llamó la atención que mencionaste que Teatro Tinglado hace teatro de títeres dirigido a adultos. Hace un año vi la función de la obra “Cuando canta un alebrije” en el ex convento de San Pablo en Oaxaca y yo la vi disfrutable para todo público. ¿En qué sentido están haciendo teatro para adultos específicamente?

Esta obra está más pensada para todo público, porque fue concebida para acompañar un evento que se llama ¨La noche de los alebrijes¨. Es muy interesante. El museo de arte popular, que está en la ciudad de Mexico, se encarga de dar a conocer el arte popular. Hace 8 años aproximadamente, este museo lanzó una convocatoria para que artistas y colectivos hicieran alebrijes monumentales y hace un evento cada año en donde se hace el desfile de alebrijes. Es una cosa espectacular, porque ves algunas creaciones que son realmente obras de arte, pero monumentales. ¡Imagínate un alebrije de 3 o 4 metros! La gente se emociona. ¡Es padrísimo! La obra fue escrita previamente y ganó la convocatoria. Nos propusieron montarla y la montamos. Entonces por esa razón será más para todo público, pero en particular el grupo sí tiene el concepto de trabajar para adultos. Tenemos otra obra que se llama “el Milusos“ que también es para todo público.


¿En qué se diferencia el teatro de títeres para adultos del teatro de títeres para todo público?

Bueno, se diferencia por los tratamientos más fuertes, hay más libertad, el lenguaje es más complicado, las tramas son más complicadas y se pueden decir groserías. Por ejemplo, yo quiero hacer una policiaca para niños, y no es lo mismo hacer una novela negra para adultos con todo lo duro que son esos personajes, que para niños. Puede haber un asesinato en la obra para niños, pero la piensas. Piensas en el tratamiento y tienes cuidado. En cambio para adultos si podemos hacerlo como queramos sin tener mucho cuidado. Te sientes más libre. Eso es el concepto del grupo de teatro Tinglado.


El mercado de los títeres

Aparte de teatro Tinglado trabajas con el grupo de “Teatro al Hombro”. ¿Este último grupo surgió también por razones económicas?

Sí, como una alternativa económica paralelo a mis ganas de trabajar con niños después de trabajar tantos años solo para adultos. Entonces coinciden las dos cosas y es una solución feliz.


En términos económicos, ¿es difícil vivir de los títeres?

Es una cuestión de la distribución. Generalmente un artista le resulta difícil vender su trabajo, por lo menos algún tipo de artistas. Tinglado ha sido malo para eso. Tiene mucho prestigio y ha hecho aportes importantes al mundo de los títeres, reconocidos por compañeros titiriteros, pero económicamente no ha sido nunca una alternativa total. Pienso que si tu eres artista de una disciplina, lo mejor es que estés en esta disciplina, porque vivir de otra cosa sería como anti-natural. Entonces para no salirme del arte, yo hacía piruetas de todo tipo y como todos haces clases por aquí y por acá, pero nunca Tinglado fue ni ha sido un empleo formal que te permita solo con este trabajo tener resueltas la comida y el sustento y creo que con Teatro Al Hombro eso sí es posible. Creo que si hay bastante trabajo en el campo donde estamos, específicamente trabajar con primarias. Hay muchas primarias y por otro lado el trabajo está gustando, entonces de una forma nos empiezan a solicitar. Naturalmente está llegando el trabajo. Todo fluye, porque el mismo trabajo genera más trabajo y más propuestas.


Libertad y aprendizaje

¿Tienes que restringirte para el teatro dirigido a niños de primarias? ¿Tienes que dar un tipo de mensaje o estás más libre?

Siempre hay que cuidar al público, es decir, cualquier trabajo escénico que hagas está dirigido a un público y tienes que pensar en él. Es como un marco, como cualquier profesionista tiene su marco de estudio. Por este lado no habría tanto problema, pero pienso que el trabajo con niños es un poco más delicado por dos cosas. Primero, ¿cómo dices las cosas que crees que son importantes a los niños en su lenguaje?, porque yo no soy niño. Y también pensando en que son inteligentes. Como un público inteligente, yo también tengo que plantear los temas muy inteligentemente, pero a un nivel que no tiene las vivencias que yo he tenido ni la riqueza del lenguaje que yo tengo. Entonces hay que estudiarlo más y hay que ponerle más cuidado. Y segundo en las primarias hay prejuicios. Los niños no tienen prejuicios pero los profesores sí. Y los que permiten que se dé la función son los profesores. Algunos de ellos son muy cuadrados y muy atenidos a una burocracia y a un concepto oficialista. Entonces por este lado hay que cuidar formas. Tenemos por ejemplo una obra que originalmente se llama “A la diestra del Dios Padre” que habla sobre la solidaridad y valores, pero no es religiosa. Automáticamente algunos de los profesores creen que es una obra religiosa y no quieren que se dé. Tuvimos que cambiarle el nombre original del cuento y le pusimos “Las aventuras de Peralta”. Por esas dos razones se requiere más atención y cuidado.


¿Y te auto-censuras?

No funciona en mí la auto-censura, sino la auto-crítica. Es un reto que me pongo siempre con el público a la hora de actuar. Por ejemplo, ¿cómo hago un chiste que sea suficientemente inteligente e ingenioso en el momento de la actuación? Porque eso tiene que ser espontáneo, con adultos o niños.


¿Me imagino que es un aprendizaje que sigue?

Sí, es difícil y lo da en parte la experiencia, estar frente al público y el talento. Pero el talento sabemos todos que no viene solo, hay que cultivarlo, trabajarlo, no sale de la nada. Tiene uno que entrenarse, prepararse para que a la hora de la escena este talento o esa capacidad de interactuar con el público pueda fluir.


¿Y todavía hay algo que quieres aprender para mejorar?

Siempre hay algo que uno quiere aprender, porque si no, ¿qué caso tiene la vida? En específico quiero aprender a bailar salsa a la caleña, porque en Cali bailan muy bien.


¿y profesionalmente?

En cuanto a la profesión, tengo ganas de aprender a tocar un instrumento. Yo toco la guitarra y la flauta. Acabo de comprar una flauta, de esas grandes. Me gusta el sonido grave en la flauta. Y ahorita tengo ganas de una harmónica, pero una harmónica que suena como un acordeón. Es un instrumento muy rico musicalmente y es muy práctico. En lugar de llevar el instrumento grande, para viajar, tu llevas tu harmónica. Yo quiero aprender para tocarla en escena.

Y la otra parte no es aprender sino experimentar. Ahorita estoy experimentando con fantoches. Y quiero sacar nuevas cosas, según yo ¿verdad?, ya después vemos si fueron nuevas o si ya se habían visto antes.


Consejos

¿Tienes algunos consejos para los que quieren ser titiriteros?

Tengo muchísimos, tantos que se me agolpan en la cabeza, pero si quieres sintetizar:

Uno es aprender a investigar qué es lo más profundo dentro de tu ser que quieres decir al público.

La otra es, conocer mucho. En un pasaje de Don Quijote se encuentra en una función de títeres. Está un merolico de aquellos tiempos que saca un mono que adivina. Lo que pasa es que sus truhanes se ponen a investigar antes lo que pasa en el pueblo y a la mera hora el merolico hace que es el mono que adivina lo que pasa y Don Quijote dice, “el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”, es decir leer y viajar te abre el mundo. Entonces no dejar de leer. Ahora con los nuevos medios también se puede ver sin viajar. Vas a YouTube, por ejemplo, y ves una obra de Rusia, de China, de Japón y de la India. Esa es la parte buena de la tecnología.

Otro es tomárselo en serio, si quieren hacer arte, y disfrutarlo. Si tú sabes los pasos del baile del danzón lo disfrutas. Si tú sabes las reglas del fútbol americano, sabes lo que pasa y disfrutas el juego y las estrategias. Si tú conoces un poco de cine, disfrutas la película de una forma excelsa. Pienso que es uno de las mayores placeres de la vida conocer las artes, y saber verlas, disfrutarlas. Como artista es bueno que conozcas diferentes disciplinas y las disfrutes. En particular su arte, la historia, las técnicas, las metodologías y las propuestas artísticas. Se puede hacer en la escuela o de forma autodidacta, pero el chiste es ir conociendo la materia con la que trabajas, el lenguaje de tu expresión artística. Como decía Don Quijote, entre más veas, más tendrás para expresarte.

 
 
 

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